Vida en las Islas Filipinas …
Después de un mes y medio de distancia, por fin estoy de vuelta en casa, aquí en Barcelona. De hecho, tengo un par de lugares para llamar casa. Y Manila, Filipinas, es uno de ellos. Pasé la mayor parte de mis veranos allí cuando era pequeña, en casa de mis abuelos, con mis primos que venían de todas partes del mundo también. Fue una época divertida, jugábamos durante todo el día (¡y de eso no hace tanto!) pero aparte de jugar y hacer trucos en sí, nos dedicábamos a nadar y sobre todo, a comer, ¡nuestro pasatiempo favorito!
Éramos y seguimos siendo enormes amantes de la cocina en nuestra familia. Apreciar la comida de todo el mundo, siempre fue muy fácil y toda una aventura para nosotros. A día de hoy, ¡sigue encantándome probar nuevos sabores!
Lo creas o no, nunca llegué a estar 100% familiarizada con la cocina filipina. Por lo general, nos limitamos bastante respecto a los alimentos por lo que en este viaje decidí ser más curiosa de lo habitual y salir a probar esta cocina desconocida. ¡Lo cierto es que me sorprendió gratamente lo simple pero sabrosa que es!
Me uní a un tour de comida, ¡la manera perfecta para descubrir las delicias locales! Conocí a gente encantadora que estaban muy orgullosos de su cultura y la comida y estuvieron encantados de contarme historias relacionadas con su rica historia. También visité algunos grandes mercados callejeros de comida y aunque estábamos por encima de 30 grados, disfrutamos el muestreo de comida local y admiramos los colores y olores de todo el mercado.
Una cosa que era evidente era la fuerte influencia española en muchos de los platos filipinos y también su uso de especias que nos llega de la influencia de India. Asiáticos toman su inspiración de todas partes y ¡siempre se las arreglan para hacer que todo sea delicioso!
Tras esta experiencia, creo necesario compartir esta receta sencilla y clásica que parece que en cada casa, se cocina siguiendo la propia versión familiar. ¡Yo os traigo la que conozco!
Se trata de Adobo de Cerdo, un guiso básicamente con ingredientes simples pero que encajan perfectamente entre sí por sus sabores, algo que definitivamente voy a adaptar a mi propio recetario y cocinar. ¡Veremos cómo experimento con ello!
Adobo de Cerdo:
1 kg pancetta de cerdo, cortado en dados
1 ajo, picado
3 cucharas de salsa de soja
1 cucharada de vinagre de vino blanco
4 hojas de laurel
120ml agua caliente (o caldo de pollo)
Sal
Pimienta negra
Azúcar
Calentar aceite en una sartén antiadherente. Primero, cortar un poco de la grasa del cerdo y ponerlo a freír para aprovecharla. Una vez tenemos la grasa bastante bien caramelizada, lo retiramos y añadimos el resto del cerdo, dejando que el agua salga y se empiece a caramelizar un poco (10 min más o menos a fuego medio-alto). Sacar la carne.
Añadir el ajo picado y dorar unos minutos. De nuevo, añadir la carne.
Añadir la salsa de soja, vinagre, hojas de laurel, caldo o agua, remover y sazonar con pimienta negra, sal y azúcar. Llevarlo a ebullición, cubrir y bajarlo a fuego medio durante 45 minutos. ¡Eso es todo, ya lo tenemos listo!
Este estofado se come normalmente con arroz blanco. Sencillo, perfecto y reconfortante. Yo voy a probar de hacerlo en formato “wrap” sin el jugo. ¡Os contaré!
Deja una respuesta